24 de febrero de 2010

Publicado por Helena en 23:58
Alguna vez muero por dentro,
por querer ser otra cosa.

Muero en silencio.
Muero por no ver el sol en mis ojos,
si no la luna roja.
Por los cuchillos que se clavan,
por manos, que no aman.
Muero, por fuera,
gritando y sufriendo,
porque me atan.
Cobardes manos que atacan,
ganaros de otra forma la fama.
Porque yo muero cada vez,
que oigo una carcajada.

Y sobre todo muero,
porque los cobardes,
me matan.

3 comentarios:

Unknown on 25 de febrero de 2010, 2:25 dijo...

me encantó! que se mueran los cobrardes...

Helena on 25 de febrero de 2010, 16:10 dijo...

Muchas gracias! :)
Y sí, que se vayan!

Unknown on 10 de marzo de 2010, 17:13 dijo...

qué gran verdad

 

Nunca he tenido el corazón tan rojo. Copyright © 2012 Design by Antonia Sundrani Vinte e poucos