Alguna vez muero por dentro,
por querer ser otra cosa.
Muero en silencio.
Muero por no ver el sol en mis ojos,
si no la luna roja.
Por los cuchillos que se clavan,
por manos, que no aman.
Muero, por fuera,
gritando y sufriendo,
porque me atan.
Cobardes manos que atacan,
ganaros de otra forma la fama.
Porque yo muero cada vez,
que oigo una carcajada.
Y sobre todo muero,
porque los cobardes,
me matan.
24 de febrero de 2010
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3 comentarios:
me encantó! que se mueran los cobrardes...
Muchas gracias! :)
Y sí, que se vayan!
qué gran verdad
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