26 de febrero de 2010

Publicado por Helena en 20:53 1 comentarios
Ojala la luna te lleve con ella.
Ojala el viento borre tus huellas.
Pero ya no puedo evitar,
que tu corazón rozase el mío.
No puedo evitar haber sido otra presa,
en tus manos.

Ojalá la luna te ciegue.
Ojalá el viento barra tu nombre.
Pero nada evitará ya,
que me robaras el alma.
Que tu voz quemase mi cuerpo.

Quisiera reducirte a cenizas,
a escombros,
quisiera que no quedase rastro de ti.
 Pero eso no hará,
que lo que pasó,
no vuelva a pasar más.

24 de febrero de 2010

Publicado por Helena en 23:58 3 comentarios
Alguna vez muero por dentro,
por querer ser otra cosa.

Muero en silencio.
Muero por no ver el sol en mis ojos,
si no la luna roja.
Por los cuchillos que se clavan,
por manos, que no aman.
Muero, por fuera,
gritando y sufriendo,
porque me atan.
Cobardes manos que atacan,
ganaros de otra forma la fama.
Porque yo muero cada vez,
que oigo una carcajada.

Y sobre todo muero,
porque los cobardes,
me matan.

21 de febrero de 2010

Publicado por Helena en 19:21 2 comentarios
Solo somos una historia inexistente,
sin principio ni final.
Solo somos besos robados,
noches interminables,
que no duran más de cinco minutos.
Y si solo somos eso,
por qué será que te necesito tanto.
Publicado por Helena en 17:14 2 comentarios
Quedamos en que solo sería una vez.
Una sola.
No más llamadas a escondidas, ni más mensajes en un chino que solo entendemos tú y yo. Ni tampoco más baños al amanecer para limpiarnos el sudor de nuestros cuerpos.
No más drogas, no más sexo a la luz de las estrellas ni a la música de los 70.
No más charlas desnudos y fumados, contemplando nuestros cuerpos con asombro.
No más miradas furtivas a mis pechos, ni a tu polla. No más paseos en el coche de los horrores.
No más cafés solos con hielo, ni caciques con naranja. No más viagras a base de besos.

Quedamos en que solo sería una vez.
Una sola.
Y ya va toda una vida

17 de febrero de 2010

Publicado por Helena en 16:30 6 comentarios
El principio del fin comenzó cuando te conocí.
Cuando comprendí que eramos como dos yogures que acaban de conocerse, con fecha de caducidad. Sí, una fecha de caducidad desconocida por ambos, pero los dos sabíamos que existía, que no podía llegar más allá de no salir de la cama durante días y días, de los cigarros que echábamos a medias ni de la música a volumen de éxtasis. Ni tampoco iba a ir más allá de besarnos desesperadamente, de tratarnos como a desconocidos mientras conocía todos los rincones de tu cuerpo.
Cuando comprendí que no estábamos hechos el uno para el otro, aunque sé, que sí volviésemos a vernos, sería imposible evitarlo. Evitar esos días en los que tu cuerpo chocaba contra el mío y en los que vibraba el colchón a base de orgasmos. No podríamos evitar reírnos desesperadamente, como diciéndonos calla y besame, y tócame, y ámame, y muérdeme, y no te vayas.
Y no lo evitamos.
Y el principio del fin, aun no ha llegado, pero llegará, no te preocupes. Cuando llegue, te avisare.

16 de febrero de 2010

Publicado por Helena en 21:09 2 comentarios
Volvemos al lugar donde tantas cosas han pasado.
Donde sonreíste por primera vez al ver pasar mi rostro devolviendote la mirada. Donde me quede embobada mirándote y pensando por qué ese chico no era para mí.
Volvemos al lugar donde rocé tus labios por primera vez. Y por última.
Donde tantas lágrimas derramé en tu nombre. Y donde la felicidad se hallaba oculta debajo del colchón. O de las sábanas.
Dónde el alcohol desgarraba el alma. Donde la música nos envolvía y tus risas eran calladas. Donde nos contamos mil historias que quizás eran mentira. Nunca lo sabrás.

Y nos volvemos a mirar, y Aristoteles resucita de su tumba para decir que es imposible que el mundo paré de girar, pero descubre que es posible. Mientras estamos juntos.
Publicado por Helena en 20:44 4 comentarios
Porque contigo no existe el tiempo,
ni los excesos.
Porque el sexo, drogas y rock and roll,
cobra sentido.
Las risas no son siempre nerviosas.
Son escandalosas.
Los suspiros.
Los gemidos.
Los ronquidos.
Tu brazo rozando el mío.
Tú vida tan lejos.
La mía....
La mía siempre fue tuya.
 

Nunca he tenido el corazón tan rojo. Copyright © 2012 Design by Antonia Sundrani Vinte e poucos