23 de enero de 2010

Te odio

Publicado por Helena en 15:16 2 comentarios
-Te odio.
+Me odias? ¿Qué odias de mí?
-Odio la forma en que te muerdes el labio cuando hacemos el amor, odio tus besos, odio los ratos en los que nos quedamos muy callados mirándonos el uno al otro, odio cuando me tocas el culo y me dices que me encanta....
+¿Todo eso odias de mí?
-Espera, no he terminado. Odio cuando te ríes y te salen esos dos hoyuelos junto a tus labios, odio que me hagas cosquillas, odio que vayamos al cine y no veamos la película, odio que cada beso sea como el primero, odio que me digas que manos tan bonitas y pequeñas tienes. Y sobre todo, odio que en cada viaje no sueltes mi mano mientras conduces, ni aunque yo me duerma.
+Pero... ¿Todo eso no son cosas buenas?
-Precisamente, porque cuando me falten, odiaré no tenerlas. Porque odio amarte, si no es para siempre.

19 de enero de 2010

No importa

Publicado por Helena en 22:37 6 comentarios
No importa, no digais nada sobre o acerca de él.
Ya se que vosotros no le amais, ni le admirais,
ni siquiera podríais llegar a entenderlo.

Pero yo no puedo evitar fijarme en esa sonrisa,
y esa mirada, que aunque digais que no, hiela el alma.

No puedo evitar sentir su respiración cuando pasa
cerca de mí.
Así, como tampoco puedo ignorar ese revuelo que puede formar
con solo hablar.

Pero también conozco sus defectos.
Todos y cada uno de ellos,
y lo conozco serio, y enfadado consigo y con el mundo.
Y aún así, sigue estando guapo.
Lo conozco infiel, y mentiroso, y culpable,
pero también capaz de reparar todo el daño que ha causado.


Y todo eso no importa cuando lo tienes al lado,
cuando puede ser la única bocanada de aire fresco
que de sentido a tu existencia.
Cuando lo ves despertarse a tu lado,
y comprobar que de verdad existe, que no es una imaginación.

Y vosotros todo eso no lo sabeis, ni lo podreis saber nunca,
ni podreis ver esos pequeños detalles que lo hacen tan especial.
Nunca podreis apreciar como sonrie mientras bebe una copa.
Nunca, nunca, podreis comprobar la calidez de sus abrazos.
Nunca, podreis probar uno de esos besos que te paralizan,
la mente y el pensamiento.

No me digais lo que tengo que hacer para olvidarle.
Porque no quiero tener que olvidar esos recuerdos con él,
ni tú lo conoces como para poder aconsejarme.
Ni que si lo quiero, es porque no se como es.

Yo sé perfectamente como hacer que se ria,
y que llore, y que sufra.
Sé perfectamente como hacer que me bese,
cuando yo quiera y donde quiera,
haciendo parecer que es él,
el que se muere por darme un beso.
Sé como hacer que sonria cuando está enfadado,
muy enfadado, y como excitarlo hasta explotar,
incluso que el tono de voz hay que usar,
en el momento justo,
para que se entregue totalmente.


Y sé, y conozco cada uno de sus sueños,
sueños de su niñez, sueños de conventirse en estrella del rock and roll
o quizás del deporte.
Conozco ese lunar, inconfundible en el centro de su espalda,
y esa cicatriz que tiene en su brazo derecho, por historias que solo yo se
Incluso esa pequeña arruga, que aparece en su frente cada vez que sonrie-


Así que no me hableis de amor, ni de lujuria, ni de pasión,
si no habeis conocido como él, hace el amor.
Y como es capaz de excitarte con solo sus manos.
Y como con un beso, puede llevarte al cielo.
No hableis de todo eso,
si no sabeis que la frase " mañana si te he visto no me acuerdo..."
no tiene cabida con él, no digais nada.
Porque cuando estás con él no existe el mañana.


Y sí, amar, quizás amemos todos.
Pero para mí,
sin él no existe el amor.

 

Nunca he tenido el corazón tan rojo. Copyright © 2012 Design by Antonia Sundrani Vinte e poucos