17 de febrero de 2011

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7 de febrero de 2011

Publicado por Helena en 18:58 5 comentarios
Se acabaron los besos en la madrugada,
se acabaron los escondites, los cobijos,
se acabaron las collejas, los acertijos,
se acabaron las mentiras, las llamadas.

No quiero tus besos de comadreja,
no quiero tus brazos a escondidas,
no quiero a tu novia, aunque la quieras,
no quiero que me regales más la oreja.

Olvidate de cada día que vivimos,
que se hizo demasiado eterna la espera,
se acabo mi espiritu de quinceañera,
y olvida cada uno de tus sucios timos.

Ahora follate a quien te de la gana,
a la alta morena, o a la rubia gordita,
a ver si así maduras, con tus canas,

o serás como eres un crío toda tu vida,
que si soy sincera aunque me duela el alma
es la razón que hace que enamorada de ti siga...

3 de febrero de 2011

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Quizás yo no sea lo que quieras,
quizás no yo no te sirva en tu vida,
quizás yo sea demasiado austera,
y me tenga que ir a llorar abatida.

Será que mis palabras no son suficientes,
para enamorar a la más bella,
quizás aún parezcan de adolescentes,
y tenga que dedicarme mejor a la botella.

Preferirás al revolucionario poeta aquel,
pero yo seguiré esperandote aquí sentada,
con mi burdo lápiz esribiendo en el papel.

Hasta que te des cuenta, Poesía amada,
que no me merezco estar más en tu burdel,
sino estar contigo en un bar amarrada.

2 de febrero de 2011

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Nunca he tenido el corazón tan rojo. Copyright © 2012 Design by Antonia Sundrani Vinte e poucos