Ni fusiles ni escopetas,
yacen ya en mi brazo.
Tan solo un burdo lápiz,
que marca hoy mis trazos.
No luché, por, ni contra vecinos,
no apunte desde mi frente.
Solo pude leer, años después,
masacres entre falsos amigos.
No cogí un arma, ni dispararonme
a traición. No mataron a mi padre,
por defender a su republicana nación.
Tan solo escribiré, poemas de rendición.
Yo no hubiera matado a nadie,
por ser tan solo un poeta.
Yo sola y mi burdo lápiz, valen
hoy, más que una metralleta.
12 de junio de 2010
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1 comentarios:
holas Helena de visitas...en tu mundo...me encanto el final...lo importante q es un lapiz...
kariños
David.V.
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