Era la noche.
La que me llamaba,
me excitaba,
me insinuaba,
que me la follara.
Pero yo la ignoraba.
Y en lugar de eso,
esperaba tu hueso,
o tu beso,
o tu regreso.
Lo ignoro.
Alguna vez vendrás,
me llamarás,
me acosarás.
Y quizás ya no esté.
Pero hasta entonces,
esperaré,
te amaré,
te ignoraré.
Hasta que la noche,
se meta en mi cama,
se desnude, pierda el tanga.
Y yo me la folle.
7 de enero de 2011
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2 comentarios:
Me ha gustado mucho tu blog.
Tiene una dulzura real y contundente.
Esa suerte de flechazo asesino que hace sonreir.
Un abrazo y felicitaciones.
Con gusto me hago seguidor.
EDUARDO
una gozada tu poema, la lírica forma de decir, mucha belleza y desolación...
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