7 de septiembre de 2010

Publicado por Helena en 22:20
¡Miralo, ya se lo llevan!
Ante mis ojos, señor.
Allá al calabozo,
allá a la prisión.
Cierto día en Badajoz.
Mire suegro,
nos lo quitan.
Con una sonrisa al menos,
se marchó.
Ni despedirme pude,
hija mía,
recuerda a tu padre,
eso si es un campeón.


Ni un beso, ni un abrazo,
ni tan solo un adiós,
pude darle a aquel hombre,
que por tantos años el corazón
me robó.

Ya se lo llevan, mire suegro,
mirelo,
a aquella plaza de toros,
donde el Señor lo fusiló.


A cualquiera de los cientos de fusilados en la matanza de Badajoz, en concreto a uno,
que sin conocerle de nada, su caso, me llegó al corazón. 

4 comentarios:

LaCuarent on 12 de septiembre de 2010, 14:57 dijo...

Un homenaje perpetuo en tus palabras
Un beso

Desde mi realidad on 13 de septiembre de 2010, 17:34 dijo...

Bonito homenaje... :)

Emilia Silva on 14 de septiembre de 2010, 2:40 dijo...

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Un cordial saludo

Catherine Mejia

Doctor Letra on 21 de octubre de 2010, 14:42 dijo...

Curioso, aterciopelado, me gustó pasar por acá, seguro que repetiré.

 

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