No te prometí mil lunas llenas,
ni bodas de oro ni de plata,
ni en la vida largas caminatas,
mucho menos mañanas amenas.
Vinieron solas dulces collejas,
solos los besos de contrabando,
y las largas noches conversando,
de la mano de Cupido y sus flechas.
Me prometiste amaneceres desnudos,
los que me diste, se quedaron cortos,
al despertarnos nos quedamos absortos,
y con cada beso nos quedábamos mudos.
Vinieron solas las mentiras, los enfados,
y no se han ido, y aún eres un niño,
y te veo, y siento por ti ese cariño.
Y quedan los no puedo, los engaños...
Todo seguirá como hasta ahora
hasta que uno de los dos falte,
que ya no hay nadie que te aguante,
excepto mi corazón y tu copa.
11 de noviembre de 2010
7 de noviembre de 2010
3 de noviembre de 2010
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